En el lenguaje propio de la mercadotecnia, se denomina laid-back competitor (en español, competidor postrado) a aquel competidor de un determinado mercado que no puede reaccionar frente a las estrategias o ataques de una empresa. Esta situación puede darse cuando el competidor no posee las herramientas financieras para contraatacar, o también cuando se subestiman las acciones de la competencia o se sobreestima la propia llegada a los clientes o su fidelidad con la marca.